—¡Hermano Wang Zhen!
Al decir eso, la cara de la chica se iluminó con una sonrisa, y ya se había precipitado.
—Lin... Huiyin...
Wang Zheng estaba un poco desconcertado, la chica de delante era de hecho Huiyin. Sí, ya habían pasado dos años, y Huiyin también había crecido. No era de extrañar que cuando vio la silueta pensara que...
Wang Zheng también estaba emocionado, esa pequeña muchacha había crecido, su estatura casi alcanzaba su cuello, y había crecido para ser aún más hermosa.
—Huiyin, ¿por qué estás aquí?
Wang Zheng estaba confundido. Sabía que la aparentemente gentil princesita era en realidad un pequeño demonio. Ahora, ella era probablemente aún más rebelde.
Huiyin sacó su lengua y dijo: —¡Por supuesto que es por medio de algunos trucos!
Se giró ligeramente.
—¿Ves? ¿No me he hecho mucho más grande?
—Sí, casi no te reconozco. Te has vuelto mucho más bonita —elogió sinceramente.
