Wang Zheng piloteaba la máquina y estaba liderando el camino mientras salían corriendo de la ciudad de Lan Kao. Los seis gigantes junto con Lan Ling le seguían de cerca. Después de salir de la ciudad, todo el mundo podía ver el humo negro que se elevaba en medio de un mar rojo.
Rara Durai y el resto apretaron fuertemente sus puños. Sin embargo, Wang Zheng sabía que ese no era el momento para atacar. ¿En qué año vivían ahora? ¿Cómo podía esa gente ser tan impávida e imprudente? Parecía que este mundo todavía pertenecía a aquellos con poder y dinero. Había llegado al punto en que parecía que eran libres de hacer lo que quisieran.
—Wang Zheng, ¿qué debemos hacer ahora?
Lan Ling estaba un poco nerviosa.
—Volvamos primero a la Tribu Pool. El asalto de los robots de combate no debería haber llegado tan rápido a la Tribu Pool. Tendremos que pensar en una contramedida —dijo Wang Zheng.