Meng Ao colgó la llamada. Su corazón también estaba lleno de emoción. El futuro era incierto y, aunque su relación con Aslan era armoniosa, la cooperación entre ambas partes no progresaba sin problemas. Aslan requería la influencia política del Sistema Solar, pero no habían ayudado a aumentar su fuerza militar. La federación del Sistema Solar estaba en una posición más débil, además, ese grupo de bastardos que tomaban las decisiones sólo sabía cómo inclinarse y doblar las rodillas. Eso había causado que Meng Ao y los demás estuvieran absolutamente indefensos. Quizás esa era otra oportunidad que podría causar que Aslan se pusiera nervioso y permitir que el Sistema Solar se desarrollara.
Cualquier tipo de alianza era simplemente una solución temporal; sólo la fuerza propia era absoluta.