La primera vez que vio al gordito fue mientras él recibía una paliza. La razón era simple: mientras más gordo es alguien, ¡más cómodo resulta golpearlo!
Lear había estado en la cima desde temprana edad. Los chicos como el gordito no merecían su tiempo, y mucho menos el esfuerzo de hacerle nada.
De acuerdo a la familia de Lear, los débiles debían ser desterrados, pues el mundo pertenece a los fuertes.
Pero algo extraño ocurrió ese día. El gordito recibía palizas constantes, pero nunca emitió un sonido; sonreía todo el tiempo.
La sonrisa encendió algo en el corazón de Lear, por lo que tomó acción y rompió las extremidades de todos ese día.
Lear no le prestó más atención al asunto, pero lo siguiente le resultó extraño. Sin importar a dónde iba, el gordito siempre aparecía. El gordito incluso había calificado y entró a la Universidad de Zeus. Además, era usuario de Habilidad X, una aterradora Habilidad X.