Wang Zheng se rió y revisó el interior de su camisa. Un montón de latas comprimidas de Isla del Paraíso cayó.
—No se atrevan a decir que no pensé en ustedes. Traje esto.
—¡Mierda, Wang Zheng! ¡Eres un genio!
La multitud se emocionó. ¡Vaya! Res, pescado, cerdo. ¡Todas tenían carne! Todos comenzaron a llorar. ¿Cuánto tiempo había pasado desde su última comida de calidad?
Carne enlatada, atún amarillo, salmón; aunque eran enlatados, eran producidos en Isla del Paraíso, así que sabía igual que la comida de los chefs de lujo.
Incluso la usualmente tranquila MengTian no pudo contener la alegría. Tenía un nudo en la garganta. Aunque podía resistir bastante incomodidad, no era una santa. Las comidas recientes habían sido terribles; la comida de IG parecía alimento para animales.
—Las damas primero —dijo Zhang Shan, que incluso en estas circunstancias, no había perdido su galantería.
