—Lo que venga a continuación dependerá de ustedes —dijo MengAo antes de dejarlos en la sala.
Docenas de pantallas mostraban lo que sucedía en distintos sectores de Isla del Demonio. Eso también les permitía ver las condiciones de los participantes.
Cuando MengAo se fue, los cinco se relajaron. Sin duda se convertirían en los comandantes en el futuro. Ese evento era un método de entrenamiento; tenía como finalidad permitirles un mejor entendimiento de los miembros del equipo que querían. Si tuviesen la oportunidad de seleccionar a los miembros del equipo, dependería de las viejas reglas entre ellos.
Lear estaba más familiarizado con eso.
Aquiles tenía un aspecto muy frágil, lo que parecía ser algo que las personas de la Luna no podían cambiar. Eran altos y delgados, de apariencias casi perfectas. En sus bocas había una ligera sonrisa permanente que le dificultaba a los demás la posibilidad de odiarlos.