Era obvio que los marcianos ya no parecían tan geniales. Pero el fuego entre ambos bandos dejó en claro sus intenciones.
El Cuerpo de los Esqueletos no parecía tener habilidades excepcionales. Pero los marcianos tenían dificultades porque sus oponentes eran muy disciplinados; a pesar de sus provocaciones, el enemigo no actuaba de forma precipitada.
En una batalla grupal tan grande, lo más importante era la coordinación. Quien diera un paso al frente recibiría toda la fuerza y el fuego del enemigo. Sería devastador.
Gecko era el capitán del equipo marciano, además de ser un jugador de rango diamante bastante famoso en Marte. Se consideraba afortunado por tener la oportunidad de derrotar novatos. Podría ganar bastantes beneficios al hacerlo. Por supuesto, si la batalla era emocionante, mejor.
Esa era la última batalla. Habían superado los veinte mil espectadores.
Al derrotar a la Tierra, irían a competir con un planeta más fuerte.