Todos los objetos tenían un punto de ruptura. Una vez roto, explotaban o se desintegraban. Si eso era cierto, ¿no sería invencible?
Definitivamente era un cuento de hadas.
Snow Li entró en el entrenamiento, mirando las manos de Wang Zheng envueltas en una roca, como si se hubiera petrificado.
Snow Li no pudo evitar reírse.
—Wang Zheng, ¿estás tratando de convertirte en una piedra tú mismo?
Wang Zheng estaba inmóvil. Snow Li pensó que debía estar muy pensativo, y no lo molestó. De todos modos, Wang Zheng era raro, y era normal que los raros hicieran cosas raras. Esperó a un lado.
Pero después de un tiempo, Wang Zheng seguía inmóvil, y cada vez era más evidente que algo andaba mal.
Snow Li era bastante fuerte, y sintió que la energía de Wang Zheng estaba siendo absorbida por la roca.