Qiu Si miró a las 42 personas restantes antes de hablar.
—En primer lugar, tengo que felicitarlos, grupo de novatos. Son un poco mejor que los novatos de afuera. ¡Pero eso es solo porque entienden el valor del trabajo duro un poco mejor que ellos! Descansen hoy. Mañana, su entrenamiento comienza de nuevo. Ahora... y... ¡atención! ¡Y… despedido!
Las 42 personas en el gran salón lucían caras demacradas. Incluso el propio Aquiles no podría haber soportado tales dificultades con una cara inmutable.
El control de un humano sobre su propio cuerpo era bastante fuerte, pero manejar una máquina era una carga adicional.
En el momento en que Qiu Si dio la orden de despido, el corpulento Luo Fei se sentó pesadamente en el suelo.
—Oh, Dios. Esta tortura es tanto física como mental. Finalmente se acabó.
—Gordito, te vi por última vez hace unos días, y parece que has engordado de nuevo. Parece que todavía tienes un potencial profundo y sin explotar, eh.
