No todos los que iban a dar el examen se juntaron e intentaron luchar por tener los ingredientes. Lu Xinyi notó que no era la única que se había quedado en la mesada y miraba como los demás entraban en pánico mientras que tomaban vegetales al azar, que quizá no podrían usar después de todo. Lo que le divertía era el hecho de que los estudiantes, a quienes patrocinaban las grandes cinco familias, no se habían ido de donde estaban como ella.
Lu Xinyi se frotó la barbilla y reflexionó. Debía hacer un arroz frito extraordinario que pudiera tentar a los jueces a comerlo. Miró el reloj digital que estaba en los monitores encima del escenario y se sorprendió al ver que ya habían pasado cinco minutos. Fue rápido hacia el stand para conseguir los ingredientes que necesitaba.