Después de que soltaron su cuello, Yu Lili tosió violentamente. El dolor en su garganta pareció llegar a su corazón. El dolor punzante hizo que sus lágrimas brotaran en abundancia. Después de respirar el aire fresco por un tiempo, Yu Lili se cubrió el cuello y miró a Ou Ming con los ojos rojos.
En este momento, varios médicos sujetaban a Ou Ming, y él la miró con ojos escarlatas.
Había una sonrisa de venganza en el rostro de Yu Lili, y ella susurró con crueldad:
—¡Ou Ming, te arrepentirás!
"Te arrepentirás. ¡Nunca más te perdonaré! ¡No importa cómo me ruegues, no te perdonaré más! ¡Lo juro!".
Pero Ou Ming, como si escuchara un chiste, se burló:
—¿Lamentarlo? ¡Nunca! ¡Lo único que lamento es tener una relación con una mujer como tú!
Sus crueles palabras fueron como una espada afilada. Penetraron en el corazón de ella sin piedad. La cara de Yu Lili se volvió más y más pálida. Ou Ming la miró con ojos de odio y tristeza.
