—Xiao, estoy embarazada —dijo una voz muy suave con un gemido.
Él se puso rígido y se sintió abrumado por la sorpresa. Girando, Bo Xiao puso sus manos sobre los hombros de Rong Anna, y hubo una alegría que no pudo detener.
—¿En serio? Anna, ¿voy a ser padre?
Rong Anna lo miró así, se rio entre dientes y asintió.
Él se rio alegre, sosteniéndola con ambas manos.
—¡Genial! ¡Mi Anna, mi hijo! ¡Dios, Anna, estoy tan feliz! —tomando su rostro, la besó con fuerza y continuó—: Anna, me siento muy feliz. ¡Voy a ser padre! ¡Vamos a ser padres!
Rong Anna vio el aspecto de su prometido, y la sonrisa en su rostro se expandió. Pero, por un momento, sus lágrimas cayeron de nuevo.
—Xiao, vamos a entregarnos, ¿de acuerdo? Vamos a tener al niño, y luego...
—¿Estás loca? ¿Anna? —él la miró, incrédulo—. ¿Entregarnos? Tendremos que ir a la cárcel, ¡y probablemente enfrentaremos la pena de muerte!