Li Sicheng curvó ligeramente los labios y se relajó por primera vez en más de un mes. Su Qianci no quiso prestarle atención y siguió conduciendo.
En un momento dado, ella preguntó:
—¿Dónde está la tienda?
—Shili Mingdu.
Su Qianci se sorprendió y lo miró.
—¿No está en el camino contrario?
—Sí.
—¿Por qué no lo has dicho antes…?
—No me lo has preguntado.
Ella apretó los dientes, deseando poder tirarlo fuera del coche. Aún así, dio la vuelta y condujo hacia el lugar.
—Gira a la derecha, nos bajaremos aquí —expresó Li Sicheng con calma.
Ella aparcó; aún llovía con fuerza. Él agarró su paraguas y abrió la puerta.
—Quédate ahí.
Ella parpadeó. ¿Venía para sacarla del coche bajo su paraguas? ¿Acaso pensaba que ella no tenía paraguas en su coche? Hizo una mueca y salió del coche con su paraguas después de que saliera Li Sicheng. Su paraguas era rosa y aparecían dos dibujos animados, besándose. Era muy femenino.