La voz de Su Qianci sonaba extremadamente calmada. Había un odio intenso en sus ojos negros. Tang Mengying la miró y sintió que no conocía a aquella chica.
¿Quién es esta Su Qianci?
El cambio había sido demasiado drástico. La antigua Su Qianci era testaruda y desobediente, pero muy tímida en público. Frente a tantas personas, no habría sido capaz de pronunciar un discurso o siquiera de quedarse quieta. Sin embargo, Su Qianci estaba frente a ella sin un atisbo de miedo escénico. Su mirada y expresión eran completamente diferentes a la de aquella persona que solía ser. Era como si... ¡como si fuera igual que Li Sicheng! Sorprendida, Tang Mengying miró hacia otro lado y rugió:
—¡No!
Yu Lili dijo en tono burlón:
—No te atreves, ¿verdad?
Luo Zhan sacudió la cabeza y mencionó con sarcasmo:
—Señorita Tang, no tenía ni idea de que fueras así. Te acuestas con un don nadie e intentas tenderle una trampa a mi hermano. Eso es maldad.