Por supuesto que ella quería verlo. Durante los últimos cuatro años, ella había soñado con verlo. Siempre sentía que su corazón estaba vacío al no poder verlo cuando se despertaba todos los días. Pero con este método, ¿de verdad aparecería? ¿Lo haría? Ella no sabía.
Li Sicheng era mucho más astuto de lo que podía imaginar. Ella no tenía idea de por qué se estaba escondiendo. Del mismo modo, ella no tenía idea de por qué él no eligió volver. Sin embargo, ella quería verlo. Mucho, muchísimo. Seguía vivo y debía estar vivo. En el parque de atracciones, esa persona debió ser él. ¡Debía ser!
Lu Yihan adivinó sus pensamientos e insistió:
—Si él te ama, volverá.
"Si aún está vivo".
Su Qianci al final no pudo contener más las lágrimas.
Lu Yihan sacó una caja de terciopelo del bolsillo y se arrodilló sobre una rodilla. Abrió la caja y la miró.
—Cásate conmigo, ¿quieres?
