—¿Pasarme? ¿Quién se está pasando? Eres un cobarde, Fu Lengbing.
—Él no ha hecho nada —dijo Su Qianci—. ¿Quieres que se hunda contigo? Liu Anan, estás muy j**ida.
Fu Lengbing no podía creerlo. No esperaba que Su Qianci lo defendiera, y le estaba agradecido. Al mismo tiempo, estaba orgulloso de su propio encanto.
¡Su Qianci todavía sentía algo por él!
Así es. Era su primer amor después de todo. Secretamente complacido, Fu Lengbing miró a Su Qianci de otra forma.
El policía tomó nota y mencionó:
—Tiene que venir con nosotros de todas maneras, para declarar.
Fu Lengbing asintió. Mientras no se le considerara parte de esto, no habría problema.
—Ve a buscar la cámara de seguridad como prueba. ¿Está dispuesta a declarar como testigo? —preguntó Su Qianci mirando a la dependienta con la que había estado hablando.
—Claro que sí, sin problema. No se preocupe señora Li. Aquí todos pueden ser testigos. Esta mujer la estaba difamando e inventando historias.
Liu Anan lloró desconsolada al ver cómo cambiaba la situación:
—Su Qianci, ¿cómo te atreves a tratarme de esta manera? Mi prima se encargará de esto. ¡La familia Tang se encargará de esto!
—¿Sí? —expresó Su Qianci con calma—. Pues estaré esperando.
Liu Anan no era nadie. Estaba enviando a Liu Anan a la comisaría no solo para vengarse sino también para darle una bofetada a Tang Mengying. Liu Anan era la prima de Tang Mengying, y Su Qianci quería provocar un enfrentamiento oficial con Tang Mengying.
De todas formas, Liu Anan había perdido la batalla nada más con enfrentarse a Li Sicheng. Se la llevaron enseguida. La multitud se dispersó. Li Sicheng y Su Qianci salieron de la tienda sin pronunciar una palabra.
—Espera, Su Qianci —se escuchó; era la voz de Fu Lengbing.
Su Qianci se dio la vuelta y vio a Fu Lengbing corriendo hacia ella. Fu Lengbing sonrió al ver el bello rostro de Su Qianci.
—Su Qianci, ha pasado mucho tiempo. No podía imaginar que te hubieras casado.
—Yo tampoco imaginé que estarías saliendo con Liu Anan —comentó Su Qianci con sarcasmo.
Fu Lengbing parecía avergonzado y fue al grano.
—El día ocho del mes que viene tendremos una reunión de antiguos alumnos de la secundaria. Por favor, ven con nosotros. Antes no podía localizarte, pero ahora puedo invitarte en persona.
¿Reunión de antiguos alumnos?
Su Qianci recordó. En su vida anterior, había acudido a esa reunión. Había sido en un hotel de seis estrellas y su "gran amiga" la había invitado. Una vez allí, Liu Anan había estado burlándose de ella. Como Su Qianci era fácil de enfadar, Liu Anan y Tang Mengying le habían tendido una trampa y extendido el rumor de que se había sometido a operaciones estéticas y vendido su cuerpo por un título universitario. La habían humillado por completo. Lo peor había sido que Li Sicheng había sido invitado por Tang Mengying al mismo hotel y presenciado toda la situación.