Doris se dio la vuelta y se fue con una nota amarga.
Ni siquiera miró a su hija a los ojos. Gu Lingsha sintió el corazón roto cuando se dio la vuelta y miró a Gu Qiwu, que parecía frío y sin emociones.
Después de pensarlo un poco, Gu Lingsha decidió perseguir a Doris.
Estaba preocupada por Doris en ese momento. Después de haber estado siempre en una posición superior todo este tiempo, ¿cómo podría tomarlo después de que Gu Qiwu le mintiera?
Como mujer, Gu Lingsha podía entender por lo que estaba pasando su madre.
Doris estaba subiendo a su coche cuando la alcanzó. Gu Lingsha también entró rápidamente.
—¡Madre! ¿Estás bien?— Preguntó Gu Lingsha.
Doris respiró hondo cuando notó a Gu Lingsha. Ella miró por la ventana y comenzó a hablar en un tono más tranquilo, —Shasha, ¿sabes cómo es tu padre ahora? ¿Por qué crees que nunca me gustó hablar con él? ¿Todavía crees que él realmente me ama?—
