Su punto de vista fue directo, mientras que su tono de voz también fue claro.
Ella casi olvida que él siempre fue un hombre decidido. Su juicio fue agudo y siempre pudo simplificar muchos problemas complicados.
—No hay nada de malo en ser egoísta. Tienes demasiadas consideraciones y te atrapas a ti misa. No pretendas convertirte en una santa. Estarás bien mientras seas tú misma.
—No es tan simple como mencionaste. Si fuera así, la gente sólo se casaría por razones materialistas. ¿No puedes pensar en sus sentimientos? —Xi Xiaye no estaba de acuerdo.
Hizo una pausa en sus movimientos mientras la miraba y le preguntó: —Cuando firmaste tu nombre en el contrato de matrimonio, ¿te gustaba mucho?
Ella no tenía respuesta a su pregunta. En cambio, bajó la mirada.