Obviamente, requirió algo de trabajo, pero Su Chen finalmente se reunió con Mu Yuchen.
Todo quedó arreglado para que Mu Yuchen permaneciera bajo custodia solo. Cuando Su Chen entró, Mu Yuchen estaba sentado en el taburete y cerraba los ojos para descansar. Sus modales permanecieron nobles y extraordinarios. Él se veía estable, tranquilo, y sus ropas estaban ordenadas, aunque la manga blanca estaba manchada con manchas de color rojo oscuro fragmentadas, que ya se habían secado.
Su Chen se detuvo en la puerta por un buen rato. Con sus hermosas cejas levantadas, no pudo evitar quedarse sin palabras.
Todos estaban en un lío de ansiedad afuera, mientras que cierta persona parecía bastante relajada en éste lugar tranquilo. No parecía nervioso ni preocupado en absoluto.
Después de un rato, sacudió la cabeza y luego entró.
Cuando escuchó pasos, Mu Yuchen abrió los ojos con calma y miró hacia la fuente del sonido.