Sucedió muy rápido. La pareja de padre e hijo ya estaba en una pelea antes de que Xi Xiaye pudiera reaccionar.
Qi Lei le lanzó un fuerte golpe a Qi Qiming. Fue tan poderoso que la cara de Qi Qiming se hinchó casi al instante. ¡Gimió de dolor al escupir sangre!
—¡¿Por qué estás aquí?! ¡¿Por qué viniste?! ¿Fuiste quien la mató? Bastardo, ¡¿cómo pudiste hacerle esto?! ¿Por qué no vas y mueres? ¡¿Por qué está muerta ella y no tú?! —Qi Lei agarró el cuello de Qi Qiming y lo inmovilizó contra la pared, golpeándolo varias veces en el estómago. Sus ojos estaban ferozmente fríos cuando sus venas explotaron.
—¡Maestro Qi! ¡Cálmese, maestro Qi! ¡Deje de golpearlo!
—¡Hijo mal agradecido! ¡Mu Yuchen mató a tu madre! ¡Idiota! ¡¿Cómo te atreves a hacerle esto a tu padre?! ¡¿Cómo podría haber dado a luz a la basura como tú?!
Qi Qiming también estaba enojado. Sus ojos estaban rojos cuando le dio a Qi Lei una mirada fría.
