El cielo se estaba oscureciendo a medida que la lluvia se hacía más fuerte. Toda la ciudad estaba envuelta en una espesa niebla y las farolas que estaban equipadas con sensores de luz ya estaban encendidas. Muchos automóviles en la carretera también encendieron sus luces.
Había una gran distancia entre la residencia Ji y el apartamento de Su Chen, por lo que les llevó un tiempo pasar el centro de la ciudad.
Ninguno habló en el camino mientras Su Chen se concentraba en conducir y seguía mirando hacia adelante.
Después de pasar un semáforo, Su Chen finalmente se volvió hacia la mujer a su lado. Había estado callada con los ojos cerrados todo éste tiempo, por lo que decidió romper el silencio.
—¿Ya los extrañas?
Aunque apenas había hablado cuando se separaron de sus padres, él pudo ver un destello de desolación en sus ojos. Sabía que esta mujer siempre había reprimido sus sentimientos y no se expresaría aunque le importara.