Su muñeca herida volvió a ondularse de dolor, y Gu Lingsha casi quiso gritar al sentir ese calvario, ¡pero se contuvo!
Aunque fuera tan doloroso, ella podía manejarlo. Éste pequeño aguijón no era nada para ella. Después de pasar por un sufrimiento tan insoportable, ya se había entrenado para tener una resistencia y fuerza poderosas.
—Mátame si puedes. ¡No tengo miedo de morir! —Gu Lingsha tosió en un estado triste. Su cabeza, que tenía una hermosa cabellera larga, estaba húmeda. A pesar de que todavía había una pizca de miedo en sus ojos, ella era inflexible.
—No sabía que eras así, Gu Lingsha, pero sí, como dices, soy una persona despreciable, ¿cómo podría tener sólo un truco bajo la manga? Obviamente, no te mataría. Después de todo yo también aprecio la vida.