—El abuelo se fue y la familia Xi ya no existe, así que todos esos rencores pasarán pronto.
Ahora, muchas imágenes rotas aparecieron en la mente de Xi Xiaye. Había algunas alegres y tristes. Al final, sólo pudo sonreír con indiferencia. —Tampoco deberías recordarlos. Después de que hayan pasado estas tormentas, no es malo comenzar una nueva vida.
» Estoy agradecida por la forma en que me protegiste antes. Al menos, antes de que Xi Xinyi fuera apuñalada por ese cuchillo, siempre me protegiste. Por lo tanto, no tienes que sentirte culpable o inquieto. Pase lo que pase, hemos trabajado duro antes. Sólo podemos decir que nuestro destino fue demasiado superficial. Tú no fuiste el indicado para mí, y yo no soy la princesa que deberías proteger.
Cuando escuchó su discurso, la expresión de Han Yifeng se volvió extrañamente aburrida. Forzó una sonrisa y luego preguntó: —¿Me odias?
