Una sonrisa se curvó en la cara de Xi Xinyi, pareciendo un poco triste.
—¿Indiferente? ¿Cuántas veces te he dicho que no provoques a esas personas, que te comportes, que aprendas a ser como Shen Wenna? Incluso si no puedes obtener nada, al menos podrías endurecerte, pero en vez de eso, ¿qué hiciste? Te diste por vencida, bebiste, jugaste y te arruinaste a ti misma. ¿Quieres derribarme también?
La acidez y la infelicidad que llenaban su corazón de Xi Xinyi fueron liberadas como una presa en ese punto.