—¡No! ¡No es eso, Yifeng! ¡Escúchame! ¡Por favor, escúchame!
—¿Escucharte? ¿Qué más tienes que decir acerca de esto? Si no estoy equivocado, tú revelaste la expulsión de Xi Xiaye, ¿no? Sólo tú y lo sabes mejor que nadie. ¿Qué más tienes decir?
Han Yifeng tomó los papeles y los arrojó hacia Xi Xinyi muy enojado. Sus ojos ardían de rabia mientras la miraba fríamente. —Así que, ¿desde ese entonces, para ti sólo he sido un juguete al que puedes manipular? ¿Traicionaste mi confianza y me mentiste?
Los papeles golpearon a Xi Xinyi como un martillo pesado, golpeando fuertemente su corazón. Ella derramó lágrimas interminables y sintió arrepentimiento mientras sostenía a Han Yifeng. —¡Lo siento, Yifeng! Realmente lo siento... cambiaré. ¡Cambiaré todos mis malos hábitos! Estoy demasiado enamorada de ti. Si no peleo por ti, ¿Estás preguntándome si sufriría el dolor hasta la muerte?
