Mu Yuchen sonrió, sus ojos oscuros se llenaron de brillo mientras hablaba con su voz profunda: —No te preocupes. No hay ningún significado especial detrás de esto. Me siento muy bien hoy.
Él la levantó y se sentó en su silla. Entonces deslizó sus brazos alrededor de su cintura. Ella no lo rechazó y sólo se sentó en su regazo, sosteniendo firmemente el ramo de flores.
—¿Cerraste un gran negocio? —ella estaba sonriendo felizmente mientras le daba una profunda inhalación a las flores frescas.
Él le dio una sonrisa discreta. En lugar de responder, le quitó las flores y la abrazó con fuerza.
Por supuesto, él no le diría que Ah Mo le había informado que ¡Han Yifeng firmó el contrato de matrimonio de manera obediente y que ahora él se encontraba bebiendo sólo en un bar tranquilo!
Finalmente se había librado de éste riesgo. ¿Cómo no podía estar contento?