—¿Es el Maestro Mu realmente frígido como dicen los rumores?
¡Las pocas palabras al final fueron demasiado suaves para ser oídas!
Xi Xiaye alcanzó la conversación y entendió lo que Su Nan quería decir. Su lindo y pequeño rostro se puso rojo mientras miraba al hombre.
Él estaba sirviendo un poco de té con la cabeza baja. Ella sólo vio su hermoso perfil, que le dio una sensación de tranquilidad. De repente se acordó que una vez lo había llamado un tranquilo hombre hermoso. Era una descripción perfecta de él en éste momento.
Sin embargo, no tenía ni idea de cómo responder a la pregunta de Su Nan, ya que no estaba muy segura porque...
—Entonces, ¿lo es? —Su Nan preguntó de nuevo.
Xi Xiaye apartó su mirada de manera antinatural de él y le dijo a Su Nan: —¡Por supuesto que no! Descansa temprano. Estoy colgando.
Ella colgó la llamada y dejó su teléfono a un lado antes deecharle otrovistazo inconscientemente,de manera extraña.