La noche no era tan indefinidamente larga como antes. Estaba cambiando tranquilamente y se volvió más corta.
El amanecer llegó. La gente se despertaba mientras la suave luz del sol brillaba sobre ellos y comenzaron su día llenos de energía, enfrentando nuevos desafíos y trabajando duro.
Xi Xiaye abrió los ojos y las cosas aún parecían borrosas para ella. Frotó sus ojos con una mano, mientras la otra tocaba el lado vacío de la cama para encontrar que el hombre ya no estaba allí, pero algo de su calor permanecía.
Al agarrar su teléfono en el cajón de la cama, lo encendió y echó un vistazo a la hora. Cuando se dio cuenta de que ya eran las ocho y media, ¡se sacudió en shock!
¡Oh no!
¡Tenía que ir a trabajar hoy!
Recordó que había puesto el despertador a las ocho de la mañana. ¿Cómo se quedó dormida?
Dejó la cama lo más rápido posible y se puso un traje. Luego, entró rápidamente al baño…
