Mientras Morrison hablaba con calma, sus ojos estaban llenos de determinación mientras se enfocaban en Qi Feng.
Qi Feng también miró fríamente a los ojos de Morrison. Sus dedos peinaron su cabello mientras caía con fuerza contra la silla detrás de él, y su expresión tensa no pudo evitar oscurecerse. Sus manos sostenían el documento frente a él, y en un abrir y cerrar de ojos, ese papel estaba todo arrugado.
"¡No te excedas, Morrison!" Qi Feng dijo débilmente. No pudo evitar sentir un dolor sofocado en su corazón.