La voz repentina interrumpió su discusión.
—¿Padre está aquí?— Gu Lingsha se sorprendió y sus ojos se abrieron cuando miró a Doris. Se dio cuenta de que su madre actuaba como de costumbre con sus ojos fríos. En el momento siguiente, Doris miró a su subordinado. —¿Oh? ¿Se abrió paso a la fuerza?—
—Señorita, ¿deberíamos detenerlo?— el subordinado le pidió la opinión de Doris ya que estaba al tanto de su relación con Gu Qiwu.
Doris sonrió con frialdad, y momentos después, miró a Gu Lingshi. —Vuelve y reflexiona sobre ti mismo. ¡Deja de subestimar a las personas y usa tu cerebro antes de actuar la próxima vez! ¡No vuelvas a mostrar tu rostro ante mí si esto sucede! ¡Piérdete!— ella regañó.
—Madre, quiero ver a padre ...—, dijo Gu Lingsha en voz baja mientras bajaba la cabeza. Aunque estaba molesta, no se atrevió a desafiar a Doris.