—En éste momento, Qi Feng y Gu Lingsha no son por quienes deberíamos estar preocupados.
La profunda voz de Mu Yuchen se escuchó mientras bajaba la cabeza para tomar un sorbo de té y reflexionó antes de continuar: —En cambio, tenemos que estar luchando por tiempo extra para Qi Lei. Si él quiere mover algunas cosas en Qi Kai, necesitará unos meses, medio año o incluso más para hacerlo solo. Probablemente sea imposible. Sólo puedo ayudarlo hasta aquí ahora, y tendrá que ocuparse del resto.
—Maestro, si queremos hacer estas cosas de forma silenciosa, me temo que no será tan fácil. Después de todo, Qi Feng y Qi Qiming no son tontos. Para hacer eso tendremos que hacer un gran movimiento que ellos definitivamente notarán. —Li Si señaló su punto de vista rápidamente.