Lin Yun estaba concentrado en controlar el Sendero Interdimensional, al punto que ni siquiera notó la extraña expresión que podía verse en el rostro de Xiuban. Era la expresión de un niño que contenía su felicidad meticulosamente para que nadie reparara en el tesoro que había recogido.
Lin Yun ya había pasado dos horas en el cementerio. Tras caminar de un lado al otro durante tanto tiempo había pasado rozando a muchos cadáveres de dragones cromáticos, elfos de sangre pura y, en medio de ellos, Lin Yun hasta se había acercado al cadáver de un Dios Antiguo.
Con anterioridad, Lin Yun atravesó una zona donde había muchos fragmentos y había visto el cuerpo de aquel Dios Antiguo.
Era la primera vez que veía uno de tan cerca.