Al mismo tiempo, la ilusión llena de niebla fue forzada por las ilimitadas llamas abisales y los meteoros. Era como si un tornado hubiera pasado y disipado la niebla. Tal fluctuación aterradora también desapareció.
En su lugar había una transparente capa defensiva que cubría todo el pequeño mundo...
Con la aparición de la cubierta protectora, la ofensiva de los Ash Beastmen fue inmediatamente frenada. Incontables meteoros en llamas la atacaron, pero sólo crearon ondas, y ninguno de los hechizos fue capaz de penetrar la barrera.
Parecía una capa extremadamente fina que fluctuaba continuamente, y con cada fluctuación, hacía que todos los ataques se transformaran al golpear la barrera. La luz emitida por toda la vegetación del pequeño mundo seguía reponiendo el poder de la barrera, y mientras los ataques no alcanzaran un cierto límite, serían disueltos por las ondas.
