Pero esta vez, no era un fantasma, sino una auténtica marioneta de la roca.
La marioneta de la roca se rompió al instante por la mordedura, pero este gigante dorado no se dio cuenta de los cinco cristales de maná cubiertos de patrones dorados en las manos de la marioneta.
Estos cinco cristales de maná tenían una débil capa de maná protegiéndolos.
Pero esas débiles capas de defensa mágica se rompieron al instante cuando el gigante dorado mordió a la marioneta de la roca.
En un instante, se pudieron sentir feroces y aterradoras fluctuaciones de maná, ya que las caóticas fluctuaciones de maná surgieron de los cinco cristales de maná de los espíritus.
Después de unos segundos, el loco Golden Behemoth soltó un doloroso rugido, su cuerpo parecía inflarse.
Se escuchó un fuerte rugido que provenía de su abdomen, y tras él el cuerpo del Golden Behemoth dobló su tamaño.