—¡Espero que seas responsable de mí!
Rhode frunció el ceño. No fue por sorpresa. En vez de eso, se sintió excepcionalmente reminiscente. «¿Cuándo fue la última vez que oí esto? Ahora que lo pienso, ha pasado mucho tiempo...»
No se le podía culpar porque había innumerables chicas que le decían lo mismo en la escuela y él las había rechazado. Por supuesto, eso interrumpió su vida escolar, pero nunca reflexionó sobre sí mismo. Creía que no engañaba sus sentimientos ni les mentía diciendo «Te amo para siempre; por favor, cásate conmigo. Yo me encargaré de ti» antes de ponerles las manos encima.