Nell Bailey abrió los ojos y miró a la oscuridad que le parecía que era de día. Estaba acosada por el hambre y el frío porque no había comido en días. Como segunda hija de la tercera familia de Ciudad Carlesodar, no era ajena a ese sentimiento. Los elfos oscuros eran una raza llena de traiciones y conspiraciones, en la que cada familia y sus miembros anhelaban pisar los hombros y los cadáveres de los demás para subir al trono supremo: el título familiar número uno y la posición de matriarca. Esos eran los objetivos de los elfos oscuros.
Sin embargo, Nell no era una de ellas porque era un «producto defectuoso».