—Parece que tus compañeros saben que estás aquí.
Dijo el gigante de la luz mientras se giraba hacia Lapis, que estaba atada. Unas lágrimas aparecieron en sus ojos y el cristal que estaba en su pecho vibraba mientras varios rayos de luz blanca giraban a su alrededor.
Rafah se sorprendió.
No era una tarea fácil, ya que completar el Cristal Espiritual requería la aceptación absoluta del propietario. Si el propietario tuviera la más mínima resistencia al poder, sin duda fallaría. A pesar de que Rafah logró sacar con fuerza el Cristal Espiritual que estaba escondido en el cuerpo de Lapis, se dio cuenta de que su resistencia hacía imposible su tarea. Si intentara doblar su voluntad con fuerza, podría provocar una reacción irreversible y acabar con sus objetivos de una vez por todas.