Rhode esquivó inmediatamente el ataque del guardián del núcleo poniéndose de puntillas y saltando hacia atrás. El enorme puño del golem pasó por delante de él y se estrelló contra el suelo, creando un enorme cráter. El resultado no fue nada agradable. Parecía como si la tierra se hubiese hundido unos centímetros, y los escombros que salieron volando rozaron el cuerpo y la cara de Rhode, causándole un ligero dolor en la piel.
Sin embargo, a Rhode no le importaban esos pequeños problemas. Mientras retrocedía, agarró con firmeza su espada y cortó hacia abajo con un solo movimiento. Cuando confirmó que pudo hacer tambalear al golem, aprovechó la oportunidad para rodar hacia atrás antes de extender su mano izquierda.