Todo terminó.
Cuando Rhode volvió a sus cabales, había regresado a la biblioteca. La única diferencia ahora era la joven dormida en sus brazos. Sintió su peso en el codo de sus brazos, así como su olor. Si eso sucediera en una circunstancia normal, lo habría disfrutado. Pero ahora, la colocó solemnemente en la silla y poco después, el aire que los rodeaba vibró, donde la otra Alice salió de la nada y se acercó a él. Se inclinó y le hizo una respetuosa reverencia.
—Gracias por su asistencia, Su Majestad.
—De nada. Tengo algo importante que preguntarte.
—Comprendo. Por favor, espere un momento.
Alice asintió. Se acercó y tocó su cuerpo en la silla con ambas manos. Luego, cerró los ojos y su cuerpo emanó un deslumbrante brillo de puntos de luz que iluminó la tenue biblioteca. El brillo se fusionó en una enorme esfera de luz que envolvió a Alice y a su cuerpo por completo.
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