—Finalmente... Este momento ha llegado.
Gillian bajó la cabeza y presionó sus labios contra los de Rhode. Poco después, su delicada lengua abrió la boca y se deslizó profundamente. Se abrazaron fuertemente, sintiendo la presencia del otro.
—Mmm... Mmm...
La joven exudaba un aroma hipnótico como una mezcla entre un aliento de suavidad y una fragancia floral natural. Pero, Rhode instantáneamente se dio cuenta de que una imagen en su cabeza se hizo más clara: la pradera, el bosque y la deslumbrante luz del sol que se derramaba a través de las hojas y sobre el suelo, formando una suave alfombra moteada en la sombra, además de él, había otra persona...
Rhode abrió bien los ojos y vio a una joven encima de él, sonriendo. En un instante, algunas pistas destrozadas e indistintas se fusionaron lentamente para formar un cuadro completo.
—Gillian, tú...
—Detente.
Gillian extendió su dedo y lo sostuvo en sus labios.