Lapis exploró la habitación con curiosidad. Pensándolo bien, era la primera vez que entraba en la habitación de Rhode en Grandia. No era tan lujoso como ella esperaba y hasta podría considerarse bastante simple. La elegante mesa, las sillas, el armario, así como la gruesa alfombra de piel conformaban la mayor parte de la decoración de la habitación. La única cosa más llamativa fue la gran cama de cinco metros de ancho. Además de algunas plantas ornamentales, eso era todo lo que había en la habitación.
—¿Qué pasa, Lapis?
Lapis se dio vuelta y lo miró con ansiedad.
—Ah... No pasa nada... Nada, Sir Rhode.
—Ahora que lo pienso, ¿hay algo que pueda pasar ahora?