La Rueda del Destino.
Las dos filas de candelabros que ardían con llamas azules estaban alineadas en el pasillo, iluminando el espacio negro y silencioso. La alfombra roja tendida sobre el suelo no parecía afectada por el paso del tiempo, ya que parecían nuevas. Los misteriosos patrones en el techo parecían círculos girando y enlazándose entre sí, mostrando una magnífica vista. Ese lugar puede ser considerado uno de los lugares más sagrados y misteriosos de ese mundo.
Pero algo totalmente ajeno a su santidad estaba sucediendo ahora.
«¡Pow!»
La bofetada de la mano a la carne sonó. Lize se volvió y miró a la pared, inaguantable para presenciar la escena. Por otro lado, Anne abrió los ojos con entusiasmo.
«¡Argh!»