A partir de entonces, todos se encontraron con varias emboscadas, pero se habían acostumbrado a sus patrones de ataque y se las arreglaron con facilidad. Sin embargo, eso no significaba que su prueba había llegado a su fin.
—¿Cuánto falta para llegar a nuestro destino, Rhode?
Marlene se limpió el sudor de la frente. Para una joven nacida como una mujer noble, caminar durante horas era una tortura para ella. No solo ella, sino también Lize y los demás estaban exhaustos. Lo que empeoró la situación fue que ni siquiera sabían cuánto tiempo habían estado caminando. ¿Fueron unos minutos u horas? Marlene recuperó su reloj de bolsillo y vio la manecilla colocada en las tres en punto. Si no se equivocaba, la vez anterior eran las 6:00 y ahora las 3:00... ¿Será que habían estado caminando durante nueve horas?
Entonces, la respuesta de Rhode los devastó.
—No lo sé.
—¿No lo sabes?