Al final, Rhode «rescató» a Nell y aunque estaba disgustada, sabía que no debía enfurecerlo. Rhode seguramente no la dejaría ir fácilmente porque, pasara lo que pasara, causó algunos problemas en su territorio y merecía ser castigada. Pero, su castigo para ella era bastante diferente de lo que otros imaginaban. No la encerró en la celda. En vez de eso, le dio una orden que otros no podían entender, ¡hacerla cargo de las tareas de vigilancia en la plataforma del fuerte durante una semana!
Ese castigo parecía ridículo para otros, pero las reacciones de Nell los desconcertaron. Después de escuchar la decisión de Rhode, se puso pálida como una hoja de papel. A pesar de que tenía un tono de piel natural y saludable, parecía como si la sangre que fluía dentro de ella se hubiera congelado instantáneamente en hielo.
No podía ser culpada porque la mayoría de las criaturas subterráneas le temían a algo común.
Altura.