—Mmm...
Andre abrió sus confusos ojos y gimió ante el tremendo dolor de cabeza. Levantó la vista y se dio cuenta de que estaba tumbado sobre la mesa. Todo estaba en un lío delante de él con bandejas, botellas y copas de vino salpicadas por todas partes.
«¿Qué ha pasado?»
Andre frunció el ceño y la dolorosa resaca fue como agujas que le perforaron la cabeza y le rechinaron los dientes. Después de unos instantes, miró inexpresivamente a su alrededor. Era su habitación, pero no había nadie más.
Correcto...
Recordó que recibió el premio del Parlamento de la Luz y se fue a beber con Sonia. Entonces... Se puso de pie ante ese pensamiento y descubrió una capa sobre sus hombros.
«Parece que he bebido demasiado...»
Sin embargo, le había encantado porque no esperaba tener la oportunidad de renacer tan pronto. Todo se debió al apoyo de Cheryl y Sonia. Si no fuera por ellas a su lado animándolo, quizás todavía se estaría hundiendo en el olvido.