Por la mañana.
Cheryl se puso la mano sobre el pecho. Hace un momento, se despertó de una pesadilla que no recordaba exactamente lo que había pasado. Sin embargo, por algunas razones desconocidas, se sintió bastante incómoda. Se acercó a la ventana y miró las capas de nubes oscuras que se cernían sobre Casabianca. Como elfa sensible al clima, sintió que se avecinaba una tormenta. ¿O quizás esa fue la razón de sus incertidumbres?
Sin embargo, abrió los ojos con asombro cuando bajó la mirada al jardín.
—Eso es...
Una afilada y azulada espada cortó el aire. Era Andre blandiendo su suspiro de Neptuno, el aire helado arrastraba una capa de escarcha que golpeaba amenazantemente hacia delante. En un instante, un enorme vórtice se elevó con ramas de árboles revoloteando y hojas del jardín.
«¡Todavía no está bien!»