Sonia estaba completamente perdida.
No sabía lo que hacía Rhode para que todos la vieran como un perro que ni siquiera podía pedir ayuda. Sus gritos no eran más que ladridos en los oídos de los demás y no importaba lo que hiciera, se comportaba como una mascota. Sintió una desesperación sin precedentes y como si ese mundo la hubiera abandonado. Su decidida voluntad había vacilado.
Sin embargo, eso no era lo que más le aterrorizaba.
No tenía miedo de que Rhode la tratara como a una mascota de verdad, de que otros le hicieran la vista gorda, o de que estuviera tirada en el suelo como un perro. En cambio... Ella sintió que sus puntos de vista cambiaron lentamente.