El cielo se oscureció gradualmente. Mirando por la ventana, la clara mancha escarlata de llamas de la ciudad brilló sobre la superficie helada envuelta por copos de nieve descendentes y revoloteantes. Contrastando con las nubes oscuras de arriba, el paisaje era tranquilo y pintoresco.
Lydia yacía lánguida en el sofá de terciopelo escarlata con su sencilla túnica blanca que envolvía su elegante figura. Las llamas ardientes en la chimenea trajeron calor a la fría y espaciosa habitación.
El melodioso sonido del arpa resonó en la sala. Lydia levantó la carta a la altura de sus ojos y escaneó el contenido. Ella soltó una risita suave y la melodía llegó a un final espontáneo.
—Su Alteza, ¿leyó algo interesante otra vez?