La joven dama en el abrazo de Rhode se inclinó hacia él. Ambos estaban muy familiarizados con esa sensación después de sus largas interacciones íntimas. Rhode esperaba tener un final dulce por la noche, pero...
Un dedo presionó sus labios y detuvo sus avances.
—¿Marlene?
Rhode la miró dubitativamente. Se dio cuenta de que Marlene estaba un poco apagada en ese momento. Su sonrisa estaba llena de una sensación de confianza y algo más que no podía explicar con claridad. Aunque su suave y delgado cuerpo se había apoyado en él, ella se comportó de forma peculiar.
—No creas que te saldrás con la tuya, Rhode.
—No es mi intención.
Rhode se encogió de hombros, sorprendido. De hecho, lo que dijo fue la verdad. Estaba seguro de que no fallaría, pero no tenía sentido que lo explicara más. Sin embargo, lo que le sorprendió fue que Marlene agitó la cabeza inesperadamente.
—No me refería a eso, Rhode... Es sobre Lize. ¿No tienes nada que decirme?