Varios elfos tomaron un profundo respiro frío. Rhode entrecerró los ojos y escudriñó a las jóvenes damas que tenía ante él. Esa fue la primera vez que Gracier y Madaras revelaron sus armas y eran increíbles.
Cuchillas afiladas níveas resplandecían en un oscuro y amenazador brillo. Su longitud era ligeramente superior a la de sus palmas, que encajaban perfectamente como un par de colmillos de víbora de un vistazo, listos para golpear en cualquier momento.
Espadas ocultas...
El corazón de Rhode dio un vuelco.